Según la CTA, una familia tipo necesitó 4 salarios mínimos en julio para no ser pobre
El estudio del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA) advirtió que la pérdida del poder adquisitivo del salario mínimo es peor que en la crisis del 2001.
Un informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), dependiente de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), reveló que en julio de 2025 una familia tipo necesitó casi cuatro salarios mínimos para cubrir el costo de la Canasta Básica Total (CBT) y no caer por debajo de la línea de pobreza.
De acuerdo a los últimos datos publicados por el INDEC, la canasta básica alcanzó en el séptimo mes del año un valor de $1.149.353 para un hogar integrado por dos adultos y dos menores. En el mismo período, el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) rondaba los $317.800, lo que evidencia la fuerte pérdida de poder adquisitivo frente al costo de vida.
Una situación más grave que la del 2001
El informe del CIFRA-CTA sostuvo que la relación entre el salario mínimo y las líneas de pobreza e indigencia "revela una situación incluso peor que la del año 2001". Según el estudio, la devaluación implementada al inicio del gobierno de Javier Milei provocó una caída de alrededor del 30% en el poder adquisitivo del salario mínimo.
El análisis también comparó con períodos anteriores: en agosto de 2025 el SMVM se ubicó 43,4% por debajo del nivel real de noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 56,7% menos que en noviembre de 2015, durante la finalización del mandato kirchnerista.
"Si el salario mínimo no hubiese perdido poder adquisitivo en la última década, hoy superaría los $740.000", remarcaron desde el centro de estudios.
Salario mínimo en retroceso histórico
El relevamiento de la CTA también subrayó que el salario mínimo representa actualmente menos de una quinta parte del salario promedio de los trabajadores registrados del sector privado.
En ese sentido, el informe concluyó que el valor real del SMVM se encuentra por debajo de los niveles de los años 90 y de la crisis de la convertibilidad, lo que marca un retroceso histórico en su capacidad para reducir la desigualdad.