Gin Tonic tirado, del barril a la copa, un emprendimiento argentino que ya es una realidad

Disponer de gin tonic ya preparado y poder servirlo de manera práctica y sencilla fue lo que motivó a Franco y Bruno Moretti, dueños de la destilería que lleva su apellido, a desarrollar este producto único, que llega al público en una presentación distinta: el gin tonic en barril.

“Los barriles se conectan tal cual se hace con los barriles de cerveza, y cuando se terminan los cambiamos por barriles llenos. De esta manera no se desperdicia producto, no hay que abrir y cerrar botellas, se conserva el gas, es más eficiente el tiempo de expendio del trago y la calidad del mismo deja de depender de la pericia de quien lo sirve, ya que está listo para tomar”, explican los hermanos Moretti.

La idea era interesante desde el principio: ofrecer barriles de gin tonic listo para beber en bares, cervecerías, restaurants o fiestas particulares y que además se pueda servir directamente de la “choppera”. Y tras haber creado un agua tónica  “perfecta” para maridar con su Buenos Aires GIN, encontraron finalmente la manera de envasarlo y distribuirlo.

¿Cómo se hace?

Buenos Aires GIN es un producto súper premium que se elabora con 13 botánicos y que atraviesa 4 destilaciones, generando así una bebida de gran complejidad aromática y muy equilibrada. El mismo puede degustarse en los bares más importantes de Buenos Aires y de las principales ciudades del Interior, así como adquirirse en algunas licorerías y vinotecas del país. Pero la novedad es que ahora, quienes deseen consumir el mejor gin tonic “listo para beber”, podrán  pedirlo en sus bares de referencia porque cada vez son más los que están incorporando el gin tonic tirado.

Para más información y novedades, seguirlos en Instagram: @destileriamoretti o en su página web: www.destileriamoretti.com 

Acerca de Destilería Moretti

Los hermanos Bruno y Franco Moretti nacieron en Cipolletti, Río Negro, y se radicaron en Buenos Aires hace unos cuantos años. Emprendedores por naturaleza, uno Informático y el otro biólogo molecular, ambos artistas natos, a mediados de 2016 decidieron que necesitaban emprender un proyecto productivo juntos. Hermanos, profesionales y emprendedores, era una sociedad que no podía fallar. Después de extensas charlas que terminaban en “¿entonces qué hacemos?", surgió la idea de hacer destilados artesanales, algo que encajaría a la perfección con las profesiones y las pasiones de ambos. Fue así que se inclinaron a producir una de sus bebidas favoritas: GIN. Fue tal la sana obsesión que los atrapó a partir de ese momento, que en varios meses de dedicación intensa al estudio de los procesos de destilación, y realizar infinidad de pruebas y combinatorias de botánicos, obtuvieron lo que ya muchos expertos consideran un producto dentro de la categoría súper premium.