Se dispara el turismo al exterior y cae el turismo local: la Argentina tuvo un déficit de más de 667 mil visitantes en junio
El país registró una salida neta de divisas superior a los USD 360 millones, en un contexto de atraso cambiario y menor ingreso de turistas extranjeros.
El turismo argentino atraviesa un preocupante desequilibrio. Según datos oficiales del INDEC, durante junio de 2025 salieron del país 1,21 millones de argentinos, mientras que ingresaron apenas 542.300 visitantes extranjeros, lo que generó un déficit de 667.200 personas en la balanza turística. Este desbalance implicó una fuga de divisas superior a los USD 360 millones, en un contexto de reservas internacionales limitadas y presiones cambiarias crecientes.
Uno de los datos más relevantes es el aumento del 28,6% interanual en las salidas al exterior por parte de residentes argentinos. De ese total, 643.800 fueron turistas (con pernoctación) y 575.800 excursionistas (sin pernoctación). Los medios de transporte más utilizados fueron el avión (57%), seguido por la vía terrestre (35,9%) y la marítima/fluvial (7%).
En contrapartida, el turismo receptivo cayó un 4,3% en comparación con junio de 2024. De los 542.300 visitantes no residentes, 318.800 fueron turistas y 223.600 excursionistas. Más del 70% del turismo internacional provino de países limítrofes, con Brasil a la cabeza (27,6%), seguido por Uruguay (20,3%) y Chile (11,2%). El ingreso fue mayormente por vía aérea (51,5%), seguido por vía terrestre (37,9%) y fluvial/marítima (10,6%).
Según un informe del Centro de Estudios para la Producción y la Competitividad (CEPEC), "el turismo internacional está actuando como un canal de fuga de divisas", lo que se traduce en una doble presión sobre la economía argentina: por un lado, menos dólares por la caída del turismo receptivo, y por otro, una creciente demanda de divisas por parte de quienes viajan al exterior, incentivados por un tipo de cambio oficial aún atrasado frente al mercado paralelo.
El fenómeno expone un desafío estructural para el sector turístico argentino, que ve mermar su capacidad de atracción internacional al tiempo que potencia las salidas hacia destinos más competitivos, profundizando el drenaje de divisas en un momento clave para la macroeconomía nacional.