Más empresas industriales frenan su producción y se reconvierten en importadoras
La apertura comercial y el atraso cambiario empujan a más empresas a abandonar la producción local y volcarse a la importación. En Pilar, Kenvue cierra su planta y se suma a una tendencia que crece en sectores como higiene personal, calzado y automotriz.
En un contexto de creciente apertura comercial y tipo de cambio real apreciado, cada vez más industrias en Argentina deciden frenar la producción local y reconvertirse en importadoras. Esta semana, la multinacional Kenvue, propietaria de las marcas Siempre Libre y Carefree, anunció el cierre total de su planta en el partido de Pilar, desde donde dejará de fabricar para importar directamente desde Brasil.
La decisión de la compañía no es aislada. En el mismo rubro, Kimberly-Clark también cerró recientemente una planta con más de 200 trabajadores en la misma localidad bonaerense, trasladando su operación a San Luis. En otros sectores, como el automotriz, petroquímico y calzado, firmas líderes adoptaron medidas similares. Incluso Nissan y otras marcas deportivas ya habían dado el paso a la importación.
Según un informe de la consultora Audemus, las importaciones de bienes y servicios alcanzaron el 32,4% del PBI, el nivel más alto del siglo. En junio, el volumen importado creció más de un 53% interanual, impulsado tanto por el repunte de la actividad económica como por las condiciones cambiarias que favorecen el ingreso de productos del exterior.
El "modo defensivo" de la industria
Para la economista Agostina Monti Salías, especializada en desarrollo productivo, las empresas están ingresando en una etapa de "modo defensivo". Esto implica importar productos terminados para sostener presencia comercial o sustituir insumos nacionales por importados más baratos, como única alternativa de supervivencia ante un entorno macroeconómico desfavorable.
"El triple impacto que enfrentan las empresas incluye: tipo de cambio real apreciado, presión tributaria elevada y falta de financiamiento por tasas altísimas", explicó Monti Salías. Y agregó: "No lo hacen por conveniencia estratégica, sino porque las condiciones no les permiten otra opción".
"Adaptarse o morir"
El empresario Carlos Bender, dueño de Lumilagro, fue contundente: "Es adaptarse o morir". Tras la eliminación de una medida antidumping, la empresa decidió reconfigurar su modelo de negocio y hoy importa más del 60% de su oferta. Solo mantuvo la producción de dos modelos de termos en su planta de Buenos Aires, donde quedan 65 empleados.
El análisis de Audemus también advierte que, pese a cierta recuperación económica e incluso una desaceleración inflacionaria, la industria nacional no reacciona. El diagnóstico apunta a que la apertura sin medidas de protección ni financiamiento hace que competir desde la producción local sea cada vez más difícil.