Las familias reorganizan sus consumos y eligen compras mayoristas para llegar a fin de mes
Ante la pérdida de poder adquisitivo, cada vez más familias se vuelcan a compras en el Mercado Central y en polos mayoristas alternativos que ofrecen precios muy por debajo de los comercios de cercanía.
La creciente pérdida de poder adquisitivo obliga a los hogares argentinos a reorganizar sus consumos y adoptar estrategias de compra mayoristas para llegar a fin de mes. El objetivo es maximizar el poder de compra de productos básicos de la canasta familiar, priorizando alimentos frescos a precios más accesibles.
En este escenario, el Mercado Central de Buenos Aires gana protagonismo como referencia clave, aunque también comienzan a consolidarse nuevos polos de venta que ofrecen alternativas más cercanas a los barrios de la periferia urbana.
El traslado hasta estos centros implica un gasto adicional, pero la diferencia de precios lo compensa. Muchas veces, varias familias se organizan en grupo, utilizan vehículos utilitarios para hacer compras masivas y luego reparten lo adquirido.
Uno de los polos emergentes se ubica sobre la ruta 205, camino a Ezeiza, en Los Nogales, donde los valores resultan incluso más bajos que en el propio Mercado Central.
- Una bolsa de papas cuesta $2.500 (vs. $2.800 en el Mercado Central).
- Una bolsa de 20 kilos de cebolla se consigue a $3.000 (cuando en comercios barriales ronda los $10.000).
- Un maple de huevos se paga $4.500, frente a los $6.000 en promedio en el comercio minorista.
- Una caja de frutillas se vende a $15.000 y tres kilos de naranjas a $3.000, muy por debajo de los valores de cercanía.
Estos precios explican el crecimiento de esta modalidad que cada vez suma más adeptos, consolidando un nuevo hábito de consumo entre las familias argentinas: comprar más y mejor, al menor costo posible.