La clase media se achica: más de la mitad de los argentinos ya pertenece a la clase baja y crece la sensación de "subsistencia"
Un informe de la Fundación Pensar revela que solo el 43% de los hogares argentinos integra hoy la clase media por ingresos, mientras que el 52% ya es clase baja. Además, 6 de cada 10 trabajadores aseguran que su empleo solo les permite "subsistir". La pérdida de poder adquisitivo, el retroceso generacional y la caída del consumo marcan un cambio profundo en la estructura social del país.
La clase media argentina atraviesa una de las crisis más profundas de las últimas décadas. Según un informe realizado por la Fundación Pensar, en colaboración con la consultora Casa Tres, el 52% de los hogares del país ya pertenece a la clase baja, mientras que apenas el 43% se mantiene dentro de la clase media y solo el 5% ingresa en la clase alta. El deterioro del poder adquisitivo, la precarización laboral y la incapacidad del trabajo para garantizar progreso económico impulsan un fenómeno que transforma el mapa social argentino.
La caída de la clase media: menos ingresos, más incertidumbre y una movilidad social en retroceso
El informe "Esperando la Carroza: la ‘clase media Mafalda' se diluye" muestra una radiografía alarmante: para ser considerado clase media en la Argentina actual, los ingresos del hogar deben ubicarse entre $2.000.000 y $6.500.000 mensuales. Bajo esos parámetros, 7 millones de hogares integran ese estrato, 8 millones quedan en la clase baja y menos de un millón corresponden a la clase alta.
Pero uno de los puntos más llamativos es la brecha entre la realidad económica y la percepción social: el 65% de los encuestados se considera de clase media, incluso cuando sus ingresos no se alinean con esa categoría.
Esta disociación refleja la crisis de identidad del sector, históricamente asociado al progreso, la estabilidad y la movilidad ascendente.
Peor que hace un año y con expectativas en baja
De acuerdo con la encuesta, realizada sobre 2.319 hogares entre septiembre y octubre:
- 54% afirma que su capacidad de consumo es hoy "mucho peor" que hace un año.
- 55% cree que la clase media se está achicando cada vez más.
- Solo 2 de cada 10 consideran que el sector está creciendo.
- El 41% siente que vive peor que sus padres.
La percepción de retroceso generacional se profundiza en un contexto donde la inflación y la pérdida de ingresos reales alteran la vida cotidiana y las decisiones familiares.
"El trabajo no alcanza": 6 de cada 10 argentinos solo pueden subsistir
Otro dato clave del informe revela un problema estructural: el 60% de los trabajadores considera que su empleo apenas les permite "subsistir".
El informe habla de una transformación en la identidad del trabajador argentino:
el empleo, que antes garantizaba estabilidad y ascenso social, hoy funciona como un mecanismo de supervivencia.
Guillermo Oliveto, fundador de la consultora, sintetiza este fenómeno:
"La clase media vive un proceso de mutación: sigue siendo aspiracional, pero sufre la pérdida de seguridad y previsibilidad que la definían".
Del consumidor aspiracional al "consumidor sacrificial"
Uno de los conceptos centrales del estudio es la aparición del "consumidor sacrificial", que reemplaza al clásico consumidor aspiracional.
- Antes, el consumo simbolizaba progreso y bienestar.
- Hoy, representa esfuerzo, renuncia y resignación.
Las familias priorizan gastos esenciales como salud, educación y alimentos, y postergan viajes, indumentaria, tecnología y demás consumos no vitales.
Una clase media que se redefine
La pérdida de ingresos reales y el deterioro de la movilidad social generan un escenario en el que la clase media -considerada históricamente el corazón del imaginario nacional- enfrenta una transformación profunda:
- Menos capacidad de ahorro.
- Más endeudamiento.
- Reducción del consumo cultural y recreativo.
- Inestabilidad laboral.
- Caída de expectativas económicas.
El informe concluye que la clase media "se diluye", dejando un país más vulnerable y con una brecha social que se profundiza.









