Pilar

Le dijeron "vas a terminar mal", lo mataron y ahora juzgan a una policía por las amenazas

Una policía comenzará a ser juzgada este martes como acusada de amenazar a un vecino de Pilar que había denunciado la existencia de fiestas clandestinas en ese partido y que fue asesinado pocos días después de la intimidación, en un ataque a tiros cometido en 2013 y por el que nunca hubo detenidos, informaron fuentes judiciales.

"Vas a terminar muy mal", "no te olvides que sé dónde vivís y dónde trabajas", "si querés vivir tranquilo más te vale que no vuelvas a mensajear nunca más", fueron algunas de la amenazas que, de acuerdo a la pesquisa, la oficial de la Policía Federal Argentina (PFA) Mariana Fernanda Pérez Argüello le hizo a Gabriel Eiriz (41) 25 días antes de que fuera ejecutado.



La policía -que está apartada de sus funciones- comenzará a ser juzgada pasado mañana a las 9.30 por el delito de "amenazas coactivas", por la jueza en lo Correccional 5 de San Isidro, Andrea Pagliani, en el edificio judicial situado en Moreno 623, del mencionado distrito.



"A nuestro hermano nadie lo cuidó, no le pusieron custodia ni se tomó ninguna medida de prevención y lo que le anticiparon se terminó concretando. Él mismo había dicho que si aparecía tirado en una zanja había tres personas que eran responsables, pero a poco mas de seis años la Justicia no hizo nada", dijo a Télam una de las hermanas de la víctima, Gisel Eiriz.



El juicio por amenazas a la policía es por ahora el único proceso que guarda relación con el hecho del que fuera víctima Eiriz el 8 de octubre de 2013 en el patio de su casa del barrio Los Tilos, de La Lonja, partido de Pilar, y que permanece impune sin que nunca haya sido identificado el o los autores del crimen.



Por tal motivo, sus familiares esperan que ahora comience a develarse la trama del asesinato, que creen que estuvo estrechamente vinculado a las denuncias que Gabriel había hecho contra los propietarios e inquilinos de viviendas vecinas a la suya, en las que -aseguraba- se hacían fiestas clandestinas, donde circulaba droga y se ejercía la prostitución.



Las fuentes judiciales explicaron que si bien la mujer policía estuvo mencionada en la causa por el homicidio, nunca fue indagada y ahora llega a juicio acusada en otro expediente por amenazas, que instruyó la fiscal Cecilia Chaieb, de Pilar, quien será reemplazada en el debate por su colega, Carolina Carballido.



Gisel Eiriz manifestó que su familia espera que Argüello sea condenada y cumpla con una pena de prisión efectiva, al tiempo que reclamó que se active la investigación por el homicidio de Gabriel y se detenga a los asesinos.



Según la acusación, a la que tuvo acceso Télam, el 13 de septiembre de 2013 la mujer policía amenazó en reiteradas oportunidades a Eiriz porque éste había llamado varias veces a la dueña de una de las casaquintas del barrio Los Tilos para reclamarle por las fiestas que allí se realizaban.



De la pesquisa surgió que esa propietaria a la que Eiriz llamaba no vivía allí sino que le alquilaba la quinta a un hombre que organizaba las fiestas.



Eiriz había intentado reiteradamente comunicarse tanto con la dueña como con el inquilino y, en ese marco, apareció en escena la policía Argüello, prima de la propietaria de la casa señalada, explicaron las fuentes.



Siempre según la investigación, la dueña de la vivienda, cansada de los reclamos, le dijo a Argüello que mediara con el vecino aunque, en vez de poder llegar a un acuerdo, el hombre comenzó a recibir amenazas.



"Enfermo de mierda. Dejá de romperle las pelotas a mi prima porque vamos a ir a tu casa"; "no te olvides que trabajo en un juzgado. Que sé dónde vivís. Va a terminal mal", fueron algunas de las amenazas enviadas desde el celular de la policía al de Eiriz entre las 16.24 y 16.45 del 13 de septiembre de 2013, según consta el expediente.



En la misma causa se dejó asentado que al momento de denunciar estas intimidaciones el hombre dijo sentir "temor" por los mensajes recibidos.



El 8 de octubre, 25 días después, el vecino fue asesinado de un tiro en la cabeza en el patio de su casa, hecho que hasta hoy su familia insiste que estuvo directamente relacionado con este caso, pero por el que no hay responsables identificados. Télam.


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