Salud

3 de cada 10 argentinos sufren de hipertensión

La mayoría de los especialistas en salud sostienen que las enfermedades no transmisibles (ENT), así como sus variantes crónicas (ECNT), son el gran problema a enfrentar en la actualidad. La hipertensión es una de ellas, conocida por muchos como el “asesino invisible”, afecta al 30% de la población argentina y representa un gran problema de salud en muchos de los países del mundo, incluso en aquellos considerados “híper desarrollados”.

El problema de esta enfermedad es que además de tener una alta tasa de muerte, también es considerada una puerta de entrada a otros padecimientos de tipo circulatorio, así como de índole cardiológica. Entre estas consecuencias podemos mencionar a los accidentes cerebro vasculares (ACV), aneurismas, insuficiencias renales y hasta demencia.



Por otra parte, muchos estudios vinculan el aumento de la presión arterial a otros problemas de salud graves, como el sobrepeso y obesidad. Es que parecen ir de la mano, los casos de obesidad derivan en hipertensión y viceversa. Se trata de dos padecimientos muy graves para nuestra salud, que suelen tener un importante componente en los hábitos de consumo del paciente.



Causas



Los vínculos entre el consumo de productos ricos en sodio y la hipertensión son claros, tanto así que la mayoría de los especialistas recomiendan reducir el consumo de este producto en nuestros alimentos. Si bien en Argentina se llevaron adelante medidas que aseguran que los clientes de los restaurantes no tengan acceso a un salero, rara vez se controla y todavía se los puede ver en las mesas de la mayoría de los establecimientos.



Otro factor de riesgo para esta enfermedad es el consumo de azúcares en las comidas. Muchos productos como las facturas, golosinas y bebidas azucaradas artificialmente son una de las principales causas del exceso de glucosa en sangre. En este caso, no sólo se aumenta el riesgo de padecer hipertensión en un futuro cercano, sino que además se corre riesgo de padecer diabetes tipo 2.



Entre las causas más notorias también se puede enumerar a las grasas, en particular a las de origen animal. Diversos estudios apuntan a los lípidos en cualquiera de sus presentaciones (pueden ser las frituras y otros productos similares), como una gran incidencia en el aumento de peso por una parte, pero también en el incremento de la presión arterial.



Cambio de conducta



Sin dudas los orígenes de las enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión,  son los hábitos del paciente. Es por eso que una alimentación balanceada, que contenga muchas verduras y legumbres, será clave para evitar problemas como estos. Es cuestión de hacerse pequeños hábitos, como a la hora de pedir comida elegir una ensalada sobre una grasosa pizza o hamburguesa. Claro que si va a consumir vegetales, trate de condimentarlo de otra forma que no sea salarlos.



Existen una gran gama de productos que pueden utilizarse para evitar el cloruro de sodio (sal de mesa), tales como las sales ricas en potasio (cuidado aquellos con problemas renales), así como otros condimentos, tales como el picante (ayuda a la digestión) o las raíces como el jengibre o wasabi. (InfoGEI)Jd